Masonería y pensamiento crítico
«Javier Otaola y su concepto de la Ilustración, episodio 10»
Aportado por Redacción
En el décimo episodio de Entre columnas, Silvia y Antonio conversan con Javier Otaola, una de las voces más lúcidas del pensamiento masónico actual. Ex Gran Maestre, jurista, ensayista y defensor de los derechos ciudadanos, Otaola comparte su visión sobre los vínculos entre masonería y pensamiento crítico, y propone una noción que da título a su nuevo libro: la Ilustración escarmentada.
Frente a una sociedad acelerada, a veces polarizada y otras indiferente, la masonería aparece aquí como un espacio donde todavía es posible la pausa, el matiz y el diálogo. Este episodio no solo reflexiona sobre la historia, sino que nos invita a repensar el presente.
Ser ilustrado hoy: ni ingenuidad ni renuncia
El punto de partida es claro: ¿qué sentido tiene seguir hablando de Ilustración en el siglo XXI? Para Otaola, la clave está en no idealizarla. “La Ilustración fue necesaria, pero no suficiente. Nos dio herramientas, pero no respuestas cerradas”, afirma.
De ahí nace el concepto de ilustración escarmentada: una forma de reivindicar la razón, la ética y la libertad, pero desde una mirada crítica, atravesada por los errores y horrores de la historia. Esta visión encarna el tipo de pensamiento crítico que promueve la masonería: uno que cuestiona sin dogmatismo, que construye sin ingenuidad.
Masonería y pensamiento crítico: una alianza incómoda y necesaria
Silvia y Antonio apuntan que la masonería, lejos de ser una escuela de certezas, es un espacio para el cuestionamiento. Javier Otaola lo confirma: “No se trata de tener razón, sino de ser razonables”. En un mundo que premia el grito y la velocidad, pensar con otros —escuchando, contrastando, profundizando— es casi un acto de resistencia.
Este enfoque se opone tanto al fanatismo como al relativismo absoluto. La masonería y el pensamiento crítico se necesitan mutuamente: uno aporta el método, el otro el horizonte ético. Por eso, insiste Otaola, la logia sigue teniendo sentido, incluso en plena era digital.
El yo, el otro y la razón que sabe callar
Uno de los pasajes más hermosos del episodio es la defensa de una razón humilde. Javier Otaola recuerda que “los grandes avances del pensamiento surgieron cuando aprendimos a dudar de nuestras propias razones”. La masonería, con su ritmo, sus símbolos y su silencio ritual, invita justamente a eso: a escuchar antes de responder, a mirar antes de juzgar.
Antonio señala que el pensamiento crítico masónico no es intelectualista ni académico. “Es una forma de estar en el mundo. Una actitud, más que una doctrina”, dice. En tiempos donde todo parece rotundo, la duda se vuelve revolucionaria.
La Ilustración no ha muerto, pero ya no es inocente
El episodio no cae en el pesimismo. Otaola, con su estilo sereno y luminoso, recuerda que vivimos en la etapa de mayor bienestar material de la historia. Pero eso no implica que el proyecto ilustrado esté completo. “Ahora sabemos que también hace falta memoria, compasión y sensibilidad”, afirma.
Ese equilibrio entre razón y emoción, entre historia y futuro, define la propuesta masónica que se desgrana a lo largo del episodio. La masonería, más que una heredera de la Ilustración, es su crítica más fiel: la que la respeta lo suficiente como para corregirla.
Masonería y pensamiento crítico. Cerrar los ojos, escuchar y pensar
Como es habitual, el episodio se despide con una pieza musical elegida por el invitado: música del siglo XVIII, símbolo de un mundo que todavía creía que la razón podía armonizarlo todo. Una elección coherente, pero también nostálgica.
Silvia y Antonio coinciden en que, pese a las heridas del tiempo, el pensamiento crítico sigue siendo una brújula. Y la masonería, un espacio donde se puede usar sin miedo.
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